El Convenio de Estocolmo entró en vigor hace 10 años, controlando en principio el uso de 12 compuestos químicos tóxicos persistentes. Desde 2004, otras 11 sustancias han sido añadidas a la lista de contaminantes orgánicos persistentes (COP), con lo que el total llega a 23. Estos incluyen el insecticida DDT y las dioxinas, muy usados anteriormente y que son liberados al medio ambiente de manera no intencional por el fuego, especialmente en lugares donde se queman desechos.

La eliminación de estos contaminantes, altamente dañinos tanto para la salud humana como el medio ambiente, requiere de mecanismos especializados para evitar que ingresen en la cadena alimentaria. La exposición aguda a pesticidas que son COP, por ejemplo, puede tener efectos perjudiciales, que se traducen en síntomas como temblores, dolores de cabeza, irritaciones de la piel, problemas respiratorios, mareos, náuseas y convulsiones. 

Considerando que dos tercios de la cartera de proyectos relacionados con los productos químicos del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) en el marco del FMAM-6 están destinados a la reducción y eliminación de los COP en los países que reúnen los debidos requisitos, el especialista en medio ambiente, Ibrahima Sow, responde consultas sobre los desafíos pendientes para alcanzar este objetivo.

8102888287_ac4f91bf1c_o.jpg
8102888287_ac4f91bf1c_o.jpg

Pregunta: ¿De qué productos químicos se trata?

Respuesta: Los COP son sustancias químicas bioacumulativas y persistentes que pueden desplazarse  a grandes distancias de sus fuentes de origen.

El Convenio de Estocolmo, en principio, identificó 12 químicos, que fueron llamados la docena sucia. Estos son: aldrina, clordano, dicloro difenil tricloroetano (DDT), dieldrina, endrina, heptacloro, hexaclorobenceno, mirex, toxafeno, bifenilos policlorados, dioxinas policloradas y furanos policlorados. Desde entonces, otros 11 COP han sido agregados a la lista.

Se trata de tres categorías:

  • Pesticidas.
  • Compuestos y químicos industriales.
  • Subproductos resultantes de procesos de combustión.

 

Pregunta: ¿Cuáles son los efectos de largo plazo en la salud?

 

Respuesta: Los COP se disuelven fácilmente en las grasas, pero no en el agua. Por lo tanto, una vez que son ingeridos, son difíciles de excretar. También, los COP no son biodegradables, lo cual significa que se acumulan biológicamente en un organismo, especialmente en sus tejidos grasos, y se incrementan a medida que avanzan en la cadena alimentaria. Los seres humanos, por ende, pueden acumular una alta carga de COP en sus cuerpos al comer pescado, carne y productos lácteos  contaminados.

Las dioxinas y los furanos se encuentran entre las sustancias más tóxicas conocidas por la ciencia y han sido clasificadas como cancerígenas para las personas por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud. La exposición a estos productos químicos se asocia al déficit en la capacidad intelectual, el aumento de la prevalencia de la depresión y la introversión,  los efectos adversos en la habilidad de los niños de prestar atención y el incremento en la hiperactividad.

Cuando los COP son usados como pesticidas, los residuos contaminan los cultivos y a quienes los comen. La exposición crónica a los pesticidas que son COP puede tener consecuencias de largo plazo en la salud, tales como diferentes tipos de cáncer, alteraciones en el sistema endocrino y hormonal, trastornos reproductivos, trastornos neurológicos y en el comportamiento, la enfermedad de Parkinson, defectos de nacimiento, enfermedades respiratorias y funcionamiento anormal del sistema inmunológico.

Pregunta: ¿Qué industrias y usos son los “sospechosos de siempre”?

Respuesta: Los pesticidas que son COP constituyen una pequeña parte del total de los pesticidas, sin embargo aún están siendo usados en muchos países para controlar a portadores de enfermedades, como los mosquitos, y controlar a las termitas. El DDT, por ejemplo, ha sido empleado ampliamente como un insecticida y en algunos países se puede usar legalmente solo para el control de los portadores de enfermedades, pero quizás también en algunos casos podría estar siendo ilícitamente empleado en la agricultura.

Las dioxinas y los furanos no son producidos de manera intencional sino que son subproductos de procesos de combustión y reacciones químicas cuando hay presencia simultánea de materia orgánica y cloro.

Los bifenilos policlorados (PCB) son aceites y sustancias sólidas que no tienen sabor ni olor y que pueden ser incoloros o tener un tono amarillo claro. Fueron desarrollados originalmente en 1929 para ser usados en los refrigerantes, aceites aislantes y lubricantes en los transformadores eléctricos, capacitadores, equipos eléctricos e hidráulicos, y como plastificantes en las pinturas, los plásticos y los productos de goma. Los PCB también pueden ser producidos de manera no intencional durante la  incineración de desechos peligrosos municipales y de hospitales, entre otras reacciones químicas.

Pregunta: ¿Qué está haciendo el FMAM para ayudar a reducir el uso y las emisiones de tales productos químicos?

Respuesta: El objetivo de la estrategia del área focal de productos químicos y desechos es prevenir la exposición de las personas y el medio ambiente a las sustancias químicas y desechos nocivos de alcance mundial. Esto abarca los COP, el mercurio y las sustancias que agotan la capa de ozono, a través de una significativa reducción de la producción, el uso, el consumo y las emisiones/liberaciones de estos productos químicos y desechos.

Como la entidad que administra el mecanismo financiero del Convenio de Estocolmo sobre los COP y el principal mecanismo financiero del Convenio de Minamata sobre el mercurio, el FMAM ofrece asistencia a los países en desarrollo y a las economías en transición. 

Desde su creación, el FMAM ha invertido US$705 millones en proyectos en el área focal de productos químicos  y ha movilizado unos US$2000 millones en cofinanciamiento de los asociados, con lo que el valor total de la cartera de proyectos del FMAM en esta esfera supera los US$2700 millones.

En el marco del FMAM-6 se han comprometido US$554 millones para apoyar proyectos en el área focal de productos químicos y desechos, de los cuales US$375 millones están destinados a proyectos relacionados con los COP. 

8652594890_3dc52b6449_o.jpg
8652594890_3dc52b6449_o.jpg

¿Cuáles son los principales desafíos que existen para reducir su uso?

A pesar de los esfuerzos realizados por el FMAM y otras instituciones, todavía hay mucho por hacer. Una importante cantidad de químicos —PCB, DDT y pesticidas obsoletos incluidos en la lista original de 12 COP— está almacenada a la espera de ser eliminada en los países del FMAM que reúnen los debidos requisitos.

Para lograr la limpieza y la reducción a una escala que permita proteger tanto la salud humana como el medio ambiente, el FMAM  necesitará cumplir una función catalizadora para movilizar recursos presupuestarios de los Gobiernos así como para incentivar al sector privado de modo que aumente su aporte a la eliminación y disminución de los productos químicos y residuos nocivos.

-------------------

Contacto con los medios

Mr. Christian Hofer
Senior Communications Officer
Phone: +1 202 458 0936
E-mail: chofer@thegef.org

GEF Updates

Subscribe to our distribution list to receive the GEF Newsletter.

Sign up